LA SUERTE DE MENTA EN NUESTRAS MANOS

Menta nació en la calle junto a sus hermanitos, pero tuvo la suerte de que una buena persona se apiadara de ella, sus hermanos y su madre, nos avisara, y toda la familia se viniera con nosotras. Tuvo la suerte de criarse con su madre y hermanos en un lugar seguro en una gatera, donde tenía comida y el cariño de las voluntarias, que los visitábamos regularmente. Y ahí se acabo su suerte. Nació negra, negra como el carbón, y un poco más tímida que el resto des sus hermanos. Fue viendo como sus hermanos y su madre iban saliendo adoptados, y ella, y su hermano Regaliz (también negro), se iban quedando atrás. Menta se acostumbró a vivir con nosotras, y se adaptó perfectamente a recibir cariño a ratos. Pero el año pasado notamos que algo no iba bien; estaba más delgada y dejando de comer. Al llevarla al veterinario, nos dieron la noticia; Menta tenía calicivirus, enfermedad que le afecta a la boca, en su caso, y que le provoca que comer sea doloroso para ella. Otro golpe de mala suerte para nuestra preciosa negrita. Buscamos acogida para ella, y una chica encantadora y muy comprensiva, se la llevó a casa. Eso fue hace varios meses, y desde entonces ha tenido recaídas, pero con el cariño de Chiara, su acogida, y su medicación ha ido mejorando, y demostrando todo el amor que puede dar una gata como ella. Pero ahora le ha llegado otra vez la mala suerte; Chiara se marcha a su país, y Menta necesita que alguien la tenga en casa hasta finales de julio, porque con su enfermedad no debe estar en una gatera, donde se estresará y muy posiblemente empeore, ahora que estaba tan bien. A finales de julio, podrá volver con una persona muy cercana a esta chica, a la que Menta quiere con locura.