Amelia se coló en un aeródromo, se paseaba por las pistas y por las normas de seguridad no podía estar allí. En esa zona excepto el aeródromo, no hay nada, no hay casas ni fincas en kilómetros a la redonda, ni árboles, el único cobijo que la pobre encontró fue ese y ahí se aferró.
La policía no daba solución porque ese pueblo no tiene convenio para recogida de animales, y esa fue su suerte porque ahora está con nosotros y no en una perrera.
Le hemos puesto Amelia, por Amelia Earhart, la primera mujer piloto que dio la vuelta al mundo sola.
Es un amor, un poco brutota, pero se lleva bien con todos sus compañeros de jaula y con los voluntarios.