Asía se llevó un día entero debajo del coche de una voluntaria, llorando, pidiendo mimos a quien se acercaba, pero resguardada ahí. Al cogerla y pasarle el lector, entenddimos que era una gata abandonada, por lo que pasó a formar parte de nuestra familia.
Es uña gata muy tranquila, confiada, amorosa, le encanta amasar y cogerte la mano con su pata para que no pares de acariciaría, no le gusa mucho la comida húmeda, prefiere chuches, la compañía de los perros no le disgusta, podría convivir con ellos con su protocolo de adaptación. Es una gata buenísima.