Circe rondaba por un garaje comunitario, una vecina la empezó a alimentar y durante meses ella aparecía buscando comida pero sobre todo sus caricias. Otros vecinos comenzaron a quejarse y ante el temor de que le hicieran daño, la rescató y nos pidió ayuda.
De su pasado no sabemos nada pero es evidente que sobrevivir en la calle no ha sido fácil, ya que le falta un trozo de cola y tiene alguna limitación visual aunque eso no le impide hacer vida normal. Es una gata tranquila, dulce y algo tímida.
Ahora en su casa de acogida, esperamos que supere todos sus temores y se acostumbre pronto a las comodidades de un hogar mientras espera a su familia definitiva.
Compatible con otros gatos.
Negativa a enfermedades.