Este es Curro, apareció una madrugada en la puerta de la casa de una colaboradora, maullando y llorando. Hasta que no lo cogieron en brazos y lo metieron para dentro de la casa no se tranquilizó. Estaba muy asustado, hambriento y muerto de frío.
Curro está acostumbrado a vivir en familia, es cariñoso, sociable, se deja manipular, le gusta dormir en blandito y ser acurrucado.
No es un gato de la calle y seguro que su futuro en ella hubiera sido muy complicado.