A Julio lo rescatamos de la calle, había sido atropellado y a saber cuánto tiempo llevaba vagando por la calle con las heridas sin tratar. En el veterinario, además de la rotura en el tarso, la dentadura fatal, y infestado de parásitos, se dieron cuenta que tenía un tumor en un testículo. Julio fue operado y tratado de todo ello y ya está totalmente recuperado, apenas le queda una leve cojera, y hace vida totalmente normal.
Se ha mudado a una casa de acogida donde forma parte de una familia con niños. Está asistiendo a un curso de adiestramiento canino, para que además de su ya buen carácter, aprenda los comandos básicos, ya que hasta ahora nunca había recibido educación. Es sociable con otros perros y compatible con gatos. Sabe estar en casa, le encanta la pelota, se queda solo sin problemas y controla sus necesidades. Se merece ser adoptado y disfrutar muchos años más de su propia familia.