Luna fue un daño colateral en una separación, ninguno de sus dos antiguos dueños podía quedársela, y así, sin haber hecho nada mal, con apenas un añito de vida, conoció el abandono. Afortunadamente pudo mudarse a una casa de acogida, donde demuestra ser una perra muy cariñosa, que sabe estar en casa y controlar sus necesidades. Es tímida con otros perros pero sin un mal gesto, compatible con gatos, y enamorada de todos los humanos. También es bastante juguetona y se vuelve loquita con sus juguetes.