Mafalda y su hermanito Carlitos se resguardaban en una casa abandonada donde se sentían seguros. Una buena persona les llevaba cada día agua y comida para evitar que se marcharan de allí y se expusieran a los peligros que supone buscarse la vida en la calle.
Son dos cachorros adorables, tranquilos, juguetones… que parece que agradecen cada día el haber recibido ayuda. Ahora ya con nosotros, en una casa de acogida esperan su familia definitiva