Ninjin estuvo rondando por las calles algunas semanas, pero su comportamiento no era el de un gato callejero, se quedaba quieto observando y a poca distancia. Una voluntaria lo llamó con comida y él no lo dudó, se acercó y entró en la casa, ni la presencia de los perros en la casa lo intimidaron y así es como empezó a formar parte de la familia arcana.
Es un gatito cariñoso, tranquilo y al que le gusta estar en compañía gatuna, perruna y por supuesto humana, le encantan las caricias y para agradecértelo no para con su ronroneo.