Pumba nació junto a sus tres hermanos Dori, Zazu y Sarabi en un solar que decidieron limpiar esa mañana; con solo dos o tres días de vida su madre tuvo que abandonarlos por la poca humanidad de los dueños del lugar, que querían deshacerse de cualquier manera de ellos, por suerte una mujer pasó y no dudó en ayudarlos. Han sido criados a jeringuilla, con mucha dedicación y paciencia, pero sobre todo con mucho cariño, por lo que los hacen especialmente cariñosos, juguetones y sin ningún miedo al contacto humano en compañía de la perrita de la familia.
Negativo a enfermedades