Quirico apareció muy cerca de una autovía, quieto en medio de la carretera mientras pasaban los coches. Una voluntaria lo vio y paró, al llamarlo fue hacia ella moviendo su medio rabito. Se dejó poner la correa sin problemas después de comer y beber un poco.
Es un perro joven, confiado y tranquilo. Nada sabemos de su vida anterior pero ya está a salvo de los peligros de la calle.