Tar estaba solita y muy delgada en un pueblo de Sevilla. Se acercó a una casa porque había otros perros y ella solo quería jugar. Al principio no confiaba mucho en las personas que iban con esos perros, pero nada que una latita de comida húmeda no consiga para derribar ese muro de miedo y desconfianza.
Resultó ser una perra encantadora, cariñosa, alegre y muy sociable con perros. Tar busca un hogar donde le den todo el amor que tiene dentro de ese cuerpo tan gracioso.